miércoles, 13 de junio de 2007

La cuchilla del sabado noche



una cuchilla de afeitar que no cortaba nada. Nadie en este mundo hacía su trabajo tan mal como esa cuchilla. Un día, desanimada por completo, estaba dispuesta a tirarse del lavamanos y acabar así con ese sufrimiento cuando alguien la llamó: Tss, tss!. Se giró y vio a uno de los cantantes de los Bee Gees; el del medio. Aburrida de la vida le preguntó que qué quería y el famoso falsete le respondió que nada en concreto. Que pasaba por ahí y que no podía entender como una cuchilla tan bonita podía estar a punto de suicidarse. Ella le explicó lo que sucedía. Le dijo que su dueño había dejado de utilizarla por su “minusvalía cuchillera” y que ella no podía soportarlo más. El joven cantante le dijo que no se preocupara, que la iba a adoptar y que lo acompañaría a todos sus conciertos. También le dijo que iba a ser la primera cuchilla de dos hojas que triunfara, que muchas con cinco hojas y vibración incorporada iban a estar muy celosas y que no siempre se debía desempeñar la función para la cuál se estaba creado.

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