lunes, 2 de julio de 2007

Un raton con agallas


un ratón que luchaba por los derechos roedores. No era un ratón cualquiera. Pertenecía a la familia Mouse. Su hermano se había dedicado al cine y a él le había dado por algo más social. Pedro Mouse era su nombre.
Pedro había conseguido muchas cosas para y por los roedores. Había logrado, mediante una campaña muy fuerte de comunicación, que los humanos cambiaran sus hábitos y que en vez de poner lechuga en las trampas para roedores pusieran queso, proporcionando así un pequeño placer a estos antes de morir. También consiguió acabar con el tópico de que los escobazos eran la mejor forma de acabar con las ratas. Para conseguirlo, se hizo con la mayor empresa de ácido bórico de el mundo y con cada compra de una escoba regalaba una bolsita de este tóxico mata roedores. El nombre de esta acción no estuvo demasiado acertado -“la escoba para barrer y esta bolsita para el roer”- pero le fue bastante bien. Hace pocos meses ha presentado su última campaña a la industria cinematográfica. En ésta hace jurar a los grandes de Hollywood que en ninguna de sus próximas películas se van a oír frases como –¡ah, qué asco una rata!- o –¡mierda, un ratón!- y también a conseguido que vuelvan a instaurar la idea de que los pájaros son los malos de la película, para reducir la mortalidad de roedores en todo el mundo.

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