un sanitario:
Hola mi nombre es Emilio Roca. Vivo en el barrio de Coslada, en la avenida Sanitarios número 21, 5º 2ª, la primera puerta a la derecha. Mi vida es un asco. La comida que me dan es repugnante, me despiertan a deshoras y mi única distracción es contar los granos que le van saliendo al humano de menor edad en el culo. Una situación humillante. Querría mudarme.
Mi primo, el Bañeras, dice que existe un lugar donde los humanos no existen. Un lugar donde cada uno de los lavabos tiene a su Pato WC personalizado que, cada cinco minutos, va refrescándole la boca, a modo de Smint, con sus chorritos verdes olor clorofila. Sueño cada día con ese lugar. Me encantaría poder viajar allí y salir a pasear. Me encanaría conocer a alguna lavaba con la que compartir mis penas pasadas y disfrutar de momentos inolvidables. Me encantaría…
Sé que eso no es posible. Tengo claro que mi futuro está aquí al lado de estas baldosas de color blanco nuclear, que voy a pasar mi vida comiendo y durmiendo fatal, y que me voy a aburrir como una ostra.
martes, 17 de julio de 2007
lunes, 2 de julio de 2007
Un raton con agallas

un ratón que luchaba por los derechos roedores. No era un ratón cualquiera. Pertenecía a la familia Mouse. Su hermano se había dedicado al cine y a él le había dado por algo más social. Pedro Mouse era su nombre.
Pedro había conseguido muchas cosas para y por los roedores. Había logrado, mediante una campaña muy fuerte de comunicación, que los humanos cambiaran sus hábitos y que en vez de poner lechuga en las trampas para roedores pusieran queso, proporcionando así un pequeño placer a estos antes de morir. También consiguió acabar con el tópico de que los escobazos eran la mejor forma de acabar con las ratas. Para conseguirlo, se hizo con la mayor empresa de ácido bórico de el mundo y con cada compra de una escoba regalaba una bolsita de este tóxico mata roedores. El nombre de esta acción no estuvo demasiado acertado -“la escoba para barrer y esta bolsita para el roer”- pero le fue bastante bien. Hace pocos meses ha presentado su última campaña a la industria cinematográfica. En ésta hace jurar a los grandes de Hollywood que en ninguna de sus próximas películas se van a oír frases como –¡ah, qué asco una rata!- o –¡mierda, un ratón!- y también a conseguido que vuelvan a instaurar la idea de que los pájaros son los malos de la película, para reducir la mortalidad de roedores en todo el mundo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)